El
vuelo del buitre de la desestabilización democrática de un país independiente,
ha descansado sus alas en la República Federativa de Brasil, en cuyo territorio
la infamia, la injusticia y la difamación, atacan a la decisión electoral de 54 millones de brasileños que a
través de las urnas, llevaron a Dilma Rousef como su presidenta.
Escrito por: Ronnie Huete S.
Periodista y activista de DDHH.
Fotografía: http://www.holaciudad.com/
California,
12 de mayo de 2016. Nuevamente
el consenso de Washington D.C. arremete contra la democracia de un país latinoamericano.
El turno está vez, según la agenda imperial
desestabilizadora, fue la República Federativa de Brasil, en cuyo país se
intenta culpar a la presidenta Dilma
Rousef.
La oposición de ese país, ha hecho meya, en
una acusación contra la democráticamente presidenta de Brasil, Dilma Rousef acusándola
de estar vinculada con actos de corrupción, sin embargo nunca han demostrado
las pruebas contundentes que la vinculen con acciones irregulares.
El entramado de este golpe de Estado en Brasil,
inicia a través de los medios de comunicación de este país sudamericano,
controlados por la oligarquía de esta nación, quienes también son amigos
cercanos del capital financiero estadounidense.
“A globo Brasil”, es el emporio de la comunicación
brasileña que en los últimos años de gobierno democrático del Partido de los
Trabajadores a diseñado toda una estrategia mediática de control en las opinión
de las masas brasileñas e internacionales.
Directamente el mensaje de esta televisora
controlada por el mayúsculo grupo financiero de Brasil, comenzó a efectuar
publicaciones contra la mandataria brasileña, señalándola de corrupta, sin
tener las pruebas correspondientes.
Por ser la mayor televisión de Brasil,
también es considerada una de las mayores empresas de la comunicación televisiva
del mundo, a tal punto que posee una capacidad sin límites de influenciar la
cultura, la política, y la opinión pública.
Desde su fundación en 1954, a intervenido en
la vida política de la nación del gigante latinoamericano. Está televisora ha
apoyado al régimen militar en la década nefasta de las dictaduras en Brasil, en
la década de los setentas.
Es de suponerse, que el conglomerado
financiero y de oligopolio de Brasil, ha estado en contra de las políticas
benefactoras a favor de la clase históricamente desposeída en Brasil,
impulsadas por trece años consecutivos por los gobiernos de Luis Ignacio “Lula”
da Silva y la actual mandataria Dilma Rousef.
Durante estos años la clase media de Brasil, ha
tenido un relativo incremento, y la población del nordeste brasileño, cuyas
condiciones de vida han sido las menos favorables, también se han visto beneficiada
con programas sociales que motivan el desarrollo y la vida digna en el Nordeste
de Brasil.
Sin duda la quinta economía del mundo,
miembro activo de las cinco potencias económicas emergentes del mundo, cuya
plataforma está conformada por Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica (BRICS),
ha obtenido un repunte económico agradable para la región latinoamericana,
gracias a la administración gubernamental, representada en el Partido de los Trabajadores
(PT).
En fin, Brasil ha sido el rostro económico de
Latinoamérica en los últimos años, sin embargo, estos logros no son del agrado,
de los intereses de los oligopolios financieros de cierto capital internacional
europeo, estadounidense y brasileño.
Este grupo financiero, siempre se ha opuesto
a que las políticas públicas económicas, beneficien a las grandes mayorías que
han vivido en condiciones indignas.
Por tal motivo, entre otros tópicos, como la
gran riqueza natural que ha caracterizado a Brasil, por su posición de ser uno
de los 10 países, con tener la reserva más grande de agua del mundo, Brasil es
un atractivo para que los cuervos al servicio de la deshumanización y el
capital financiero mundial, empujen el golpe de Estado, que hoy se atesto en la
patria grande, Latinoamérica.
La presidenta
de Brasil, Dilma Rousseff, se dirigió al pueblo brasileño y expresó
que lo que está en juego en Brasil no es solo su mandato sino el
respeto a las urnas, a la voluntad soberana de los 54 millones de
personas que la eligieron y a la Constitución.
Es de suma
importancia que los organismos de derechos humanos internacionales se hagan
presentes, en la hermana nación de Brasil, puesto que un guión golpista
comienza a surtir efecto, poniendo en vulnerabilidad a los sectores que
defienden la democracia brasileña.
Totalmente condenable,
este hecho histórico, que enluta a Latinoamérica, con este golpe de Estado a
Brasil, mismo que descubre, las nuevas estrategias malignas en la intervención democrática
de un país, desde Washington D.C.
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