El engranaje de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se afinca en la cosmovisión pro-globalización
Nadie cuestiona si la realidad
en que vive la humanidad del siglo XXI realmente es la única existente, como sí se hubiese escrito en antiguas tablas de piedra.
El avance tecnológico va
del lado del retroceso histórico que ha tenido la humanidad, al convertirse
inconscientemente en una máquina de producción industrial, alejada de la compasión,
conciencia y hermandad.
Escrito
por: Ronnie Huete S.
Periodista
internacional
Washington DC, 21 de diciembre
de 2018. Los imaginarios
colectivos de cada ser humano son capaces de crear realidades adversas de las
que normalmente se observan a primera vista.
Lo
que representa la felicidad para los que viven en la región sur de la tierra,
simboliza una inmensa tristeza para los que viven en la región norte del planeta.
Y
es que el desarrollo industrial en los países que han mantenido políticas coloniales
sobre otras naciones no ha arrojado como resultado una felicidad plena entre
sus habitantes.
Pese
a mantener una alta tasa de empleo que garantice la calidad de vida de sus
ciudadanos, ese paliativo no logra afianzar el estado de ánimo de sus
poblaciones.
El
condicionamiento mental provocado por el consumismo que es inyectado anualmente
con una sobredosis de propaganda mediática da como resultado que “la felicidad”
sea representada en la relación oferta-demanda.
Esta
relación destruye todos los principios humanos de interdependencia, puesto que
el individualismo es la constante que influye en el pensar y actuar entre las
relaciones humanas.
Sociedades
industrializadas y contemporáneas como los Estados Unidos, “muchos de sus
profesionales de las ciencias sociales, les parecía curiosamente renuentes a
aceptar el reto que ahora se les lanza” según el sociólogo estadounidense Charles Wright Mills (1916-1962),
quien describió en su libro “La imaginación sociológica” publicado hace 59 años.
El
pensamiento de Wright Mills es compartido en la actualidad por otros científicos
sociales, quienes develan una clara apatía por los ciudadanos de cualquier país
para resolver sus problemas mediante soluciones, cuyo arraigo provenga de la
academia.
Esta
apatía colectiva, el intelectual italiano Geovany Sartori la describe como la
involución del hombre en aquel que solo se limita a ver la televisión y que Sartori
describe como el homovidens.
“El
homo sapiens, es decir el hombre pensante esta dejando de existir” es una de
las ideas centrales del escritor italiano en su obra “El Homo Videns” publicada
hace 20 años.
En
la actualidad la era tecnológica mediante la fluida comunicación de masas en
las redes sociales, no ha estimulado al máximo la capacidad del pensamiento de
abstracción de la generación millennials,
quienes dan la impresión de adoptar las políticas mundiales contra la
equidad humana.
Pareciera
que una enorme plaga de la desidia enfermera la mente de la humanidad, a tal
punto de influir en las democracias, cuyos candidatos, aunque no sean los óptimos
por su capacidad intelectual de poder gobernar, son elegidos ganadores.
Ejemplo
de esta desidia, fueron las pasadas elecciones en los Estados Unidos, en donde resultó
como ganador, Donal Trump y que luego su tipo de gobierno se tornase mediático
y altamente polémico y de confrontación con la prensa.
Es
imposible no determinar que el empobrecimiento del raciocinio influenciado por el
consumismo y un alto porcentaje de temas banales en las redes sociales y la
prensa tradicional mantenga una fuerte política vacía alejada de la razón.
¿Cómo
es posible que un “twuit” de un presidente como Donald Trump, direccione toda
la agenda mediática mundial?
Un
posible elemento social para responder a esta pregunta clave, es la
desinformación y la falta de ética en los emporios mediáticos en su arquitectura
de la información, que realmente es una ilusión impregnada por los intereses
millonarios de la minúscula elite que controla el nuevo orden mundial.
Por
tal motivo, una de las principales deformaciones sociales que hay que atacar es
el desinterés que ha transformado a las sociedades en enajenadas, frías, calculadoras
y esclavas del dinero.
Para
volver a diseñar a estas sociedades en humanas, es necesario el estudio metódico
a través de la lectura de textos académicos, que nos proporcionen luces de que
como debemos encaminar el nuevo imaginario social en nuestras vidas.
Los
comportamientos y las relaciones entre los humanos basados en el respeto mutuo en
las diferencias de culturas, lenguas, o credo, es un buen comienzo para rediseñar
la cosmovisión humana entrelazada por la paz.
Tal
y como lo expuso el filme estadounidense “The Matrix” los humanos viven encapsulados
en una realidad adversa oscurecida por la ilusión, pero para poder romper con
esta falsedad, es necesario comenzar a ser consientes del dolor que pasan los
pueblos que han sido sometidos a la guerra en nombre de la “libertad, fraternidad
e igualdad”
Estos
tres preceptos que fueron engendrados en la revolución francesa fueron el
inicio de una nueva era de engaños que vivimos hasta en el presente.
La
proclamación de la libertad en cada habitante de la tierra, siguiendo su propio
diseño nacido en su imaginario social, es un buen inicio para salir de la arquitectura
de la ilusión prediseñada por la elite mundial.
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