Fotografía: Reuters Kim Kyung-Hoon
El
ardiente fuego que provoca el gas lacrimógeno en los ojos de los niños que
acompañan a sus padres en este éxodo, no es entendido por los menores en la
actualidad, puesto que la crueldad humana vive prisionera de un canibalismo
inexplicable y cuya inocencia de los infantes aun no puede comprender.
Escrito
por: Ronnie Huete S.
Periodista
internacional
Washington DC 26 de
noviembre de 2018. Se instaló una cuasi guerra, en una de
las principales fronteras que divide Latinoamérica y los Estados Unidos,
situada en la ciudad de Tijuana en México.
La
gran particularidad de esta guerra contra el éxodo humano es que un sector no
esta armado, mientras el otro tiene la orden de disparar contra todo ser
humano, que intente pasar al país de Donald Trump.
Los
disparos de gas lacrimógeno, lanzados por los efectivos estadounidenses desde
el extremo de Estados Unidos hacia el territorio mexicano, contra los casi 500
inmigrantes que solicitan asilo en la frontera con México, se asimiló a los
ataques que vive a diario la franja de Gaza.
Seguramente,
el ardiente fuego que provoca el gas lacrimógeno en los ojos de los niños que
acompañan a sus padres en este éxodo, no sea entendido por los menores en la
actualidad, puesto que la crueldad humana vive prisionera de un canibalismo
inexplicable y cuya inocencia de los infantes aun no puede comprender.
El
gobierno estadounidense aprobó el envío de aproximadamente 5,200 efectivos
militares hacia la frontera sur de esa nación.
Y
es que el éxodo de más de 7 mil hondureños que huyen del narcotráfico, y todo
lo que esta plaga social genera a través de las dictaduras que han sido del
conocimiento de Washington, desde hace 9 años, ha desembocado en una masiva
migración.
Control
y pobreza
Aunque
otros sectores mantienen la teoría, que esta migración masiva que inició hace
más de 40 días en Honduras hacia los Estados Unidos, ha sido controlada por una
elite financiera internacional que intenta crear el caos en todo el mundo.
Esto
con el propósito de aprovecharse de la desesperación de las personas, que viven
en países como Honduras, en donde el narcotráfico gobierna.
“Lo
importante es la creación del caos mundial para acercarnos más a un nuevo orden
que regirá el mundo”, es parte de la descripción de este contexto conspirativo
que mantiene firme la manipulación de ese éxodo por parte de una elite
innombrable en la prensa internacional, puesto que ellos son los dueños de esa
industria de la información y por ende los diseñadores de la realidad actual.
Aunque
existan varias teorías del porque esta masiva inmigración, lo cierto es que
Honduras es un país casi innombrable desde que hace 9 años, vive una de sus
peores dictaduras, y que ha sido un perfecto experimento social para controlar
a su población mediante las dictaduras “modernas”.
Cifras
oficiales de Naciones Unidas develan que el 43,7
por ciento de los más de 9 millones de hondureños viven en pobreza y 23,3 por
ciento en pobreza extrema. Este es uno de los motivos por lo que desde hace 20
años la migración hondureña se ha incrementado a países como España y los
Estados Unidos.
Organismos
no gubernamentales en pro de los derechos humanos de los migrantes, describen
que aproximadamente 400 hondureños abandonan a diario su país. Lo que significa
que un estimado de más de 100 mil hondureños inmigran anualmente.
Colonia
corporativa
Económicamente
este país centroamericano ha sido dominado por la agenda financiera de los
Estados Unidos. Desde hace un siglo los campos bananeros en la costa norte de Honduras
derramaron la sangre por la explotación a la que fueron sometidos sus
pobladores por la industria bananera, hoy convertida en el monocultivo de palma
africana.
Palma
africana que mantiene su riqueza transnacional, mediante una guerra no
declarada entre los que se oponen a que siga la extracción de este recurso
natural y los que promueven su desmedida explotación acosta de la vida de los
que ahí viven.
La
zona norte de Honduras es un camino en donde el narcotráfico de estupefacientes
se ha encargado de “modernizar” algunas de sus ciudades, puesto que la
impunidad y el escudo gubernamental de la justicia en Honduras, tienen la
misión de cuidar este ilícito.
Las
autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), enmudecen
ante estos hechos que han enlutado a Honduras, en asesinatos, torturas,
desapariciones forzadas, criminalización de estudiantes, periodistas y desde
hace 11 meses, en el encarcelamiento de ciudadanos que han protestado en contra
de esta narco-dictadura.
Y
es que la polémica que generó la exfuncionaria que rectó la UNAH hasta el año
2017, al convertir a la máxima casa de estudios en un centro casi
penitenciario, en donde los estudiantes son tratados como delincuentes, por
cumplir su derecho a protestar, desnudo más la impunidad y la dictadura de este
país centroamericano.
Persecución
En
universidades de otros países que buscan con ahincó mantener un estatus social
equitativo, estudian los hechos que empobrecen la simbiosis social de sus
naciones para una pronta solución.
No
obstante, en Honduras lo que han promovido las autoridades de la UNAH, es que
los estudiantes sean vistos como delincuentes comunes y que sus propuestas en
el saneamiento de la estructura social sean tiradas a la basura. Devaluando así
los aportes científicos sociales de los universitarios.
Esto
se debe en gran parte a que cierta prensa de ese país, a involucionado en
simples relaciones públicas para el sistema de gobierno ligado con el
narcotráfico y cuyo diseño de la realidad, sea tejido por las mentiras que
dictan sus gobernantes.
Esta
ex funcionaria de la UNAH ahora es una funcionaria muy cercana del gobierno de
turno de Honduras cuyo hermano del presidente de ese país, recientemente la
justicia de los Estados Unidos detuvo en Florida, por hacerlo sospechoso de narcotráfico.
Dichas
descripciones solo son una breve cronología del sufrimiento en el que está
sometido el pueblo de Honduras, y que mantiene viviendo a casi 4 millones de
habitantes con un bajo nivel de vida.
Criminalización
del periodismo
Quien
escribe el presente artículo también fue víctima de persecución política de
parte del gobierno dictatorial y sus cómplices académicos, que se esconden en
la Universidad como estudiosos de la realidad, pero que en la acción son los
torturadores de las nuevas generaciones que se levantan en contra de la maldad
que rige a Honduras.
Como
periodista internacional, fui acusado de cargos judiciales falsos por parte de
las autoridades universitarias que dependen del gobierno de Honduras, cuando
hacía una cobertura periodística internacional de una protesta estudiantil en
los predios de la UNAH.
Tres
meses después un juez determinó mi inocencia y con las pruebas que presentó mi
defensa se determinó que el día de los hechos, estuve haciendo una función como
periodista internacional, al transmitir en directo lo que ocurrió la noche del
24 de mayo.
Soy
testigo del porque huye la gente de Honduras, ya que el sufrimiento de estar en
un país secuestrado por el crimen organizado y algunos personajes que se
disfrazan de “intelectuales” de la academia, no hacen más que seguir el guion
corrupto y asesino de sus gobernantes.
Como
corresponsal internacional levanté una denuncia contra quienes me atacaron en
la Universidad Nacional de Honduras, el día que cumplía con mi función de
informar, sin embargo, pese a que la Fiscalía de Derechos Humanos en Honduras,
posee un video en su poder en donde comprueba la tortura a la que fui sometido,
mis detractores son protegidos por la impunidad, pese a que estuve a punto de
perder mi vida por ejercer el periodismo esa noche del 24 de mayo de 2017.
Apología
del odio
Desde
el extranjero hago un llamado a los organismos internacionales de derechos
humanos, puesto que algunos medios de comunicación internacionales han
levantado una campaña de odio contra los inmigrantes que huyen, de las honduras
infernales.
Ya
el artículo 14 de la carta universal de los derechos humanos, establece el
derecho de asilo para cualquier habitante de este planeta y ese derecho se le
esta negando a los que huyen de un Estado secuestrado por el crimen organizado,
tal y cual pasa con Honduras.
La
Organización de las Naciones Unidas ONU tiene el deber de pronunciarse, contra
esta crisis humanitaria que vive Honduras, y que ahora, parte de esa crisis, se
ha instalado en Tijuana, siendo esto ya un problema de carácter internacional.
Algunos
ciudadanos de Tijuana han sido víctimas de las campañas de la apología del odio
que han levantado algunos medios de comunicación, quienes incitan a atacar a
los inmigrantes hondureños, quienes huyen para pedir el auxilio internacional.
No
obstante, el diseño de la realidad del porque huyen los hondureños, ha sido
trastocado por quienes mantienen con fuerza el discurso de odio contra la
humanidad.
Derecho
al asilo
Es
irrefutable el derecho a la migración y por ende cuando en un Estado se pasan
condiciones inhumanas que obligan a sus ciudadanos a huir, tal y cual lo han
hecho naciones como España en la guerra civil, o las víctimas de la segunda
guerra mundial que emigraron hacia los Estados Unidos entre otros.
Por
tal motivo, he decidido contar parte de mi historia, puesto que como periodista
e vivido personalmente la dictadura, que mantiene secuestrada a Honduras.
Estás
crisis humanitaria internacional no se trata de ideologías prostituidas en la
derecha o en la izquierda, al contrario, más allá de las etiquetas
politiqueras, es recordar que el respeto a la dignidad humana está por encima
de cualquier política inescrupulosa que solo busca mantenerse o llegar al
poder.
Por
ende, como un ciudadano que habita en este nuestro único hogar, la tierra, me
aboco a los derechos internacionales para solicitar el respeto al derecho al
asilo, que poseen los 7 mil hondureños que desde ya son refugiados.
Las
respuestas de enviar tropas militares a los bordes de la frontera sur de los
Estados Unidos solo desencadenan en una espiral de violencia en donde están
siendo afectados niños, mujeres y hombres, que solo gritan el auxilio
internacional mediante un asilo.
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