Una
ciudad, con una hermosura que se torna peligrosa, al no tener como sobrevivir. Las
iglesias y refugios temporales, aguardan por los indigentes, que han terminado
en la calle como producto de las políticas individualistas, que impulsa la cuna
de donde nace la maldad política, para con el resto del mundo, Washington D.C.
Escrito y fotografía por: Ronnie Huete S.
Periodista y Activista de DDHH
Cooperante Internacional
Washington D.C. 20 de
diciembre de 2015. Cuando
fallecen los Estados del mundo, a través de las guerras, nadie se entera.
El
poder de la guerra mediática internacional, surca los pensamientos de los
receptores en el mundo, para diseñar un mundo fantasioso, según lo estipula el
manual de inteligencia en Washington D.C.
Las
primeras víctimas de este atrofió, son los ciudadanos blancos que habitan la
nación de los Estados Unidos, quienes desconocen cómo sus gobernantes obedecen el
guión de las grandes corporaciones, cuya filosofía antihumana radica en
hilvanar guerras, desastres naturales, implementación de modelos económicos “friedmanitas”
(Milton Friedman), en fin, una infinita lista de cómo mantener vigente su poderío.
El
continuo ataque contra Palestina, liderado por la coalición estadounidense-sionista
israelí, es el ejemplo más visible de esta realidad desbordada en el asesinato
de miles de seres humanos, en menos de un mes.
Mi
estadía en la capital estadounidense, comprobó la teoría del lavado de cerebros
indirecto, que sufren sus habitantes.
Un
comportamiento programado para actuar en lo que su gobierno estipula “normal”,
sin pensar más allá de lo abstracto, es decir olvidar el lenguaje cognoscitivo
que expande la inteligencia humana, para dar apertura a un único lenguaje; el
tangible.
Concretamente;
sólo existe lo que se observa en tu entorno. Esta es la principal directriz que
los órganos de inteligencia estadounidense han logrado implementar con más
fuerza en estas dos primeras décadas del siglo XXI, sin embrago este trabajo
inhumano nace en los años veinte del siglo pasado.
La
vida de un típico estadounidense blanco o negro, aún mantiene la perspectiva
racista como si viviese en la década de los setentas del siglo XIX, pero existe
de una manera más sutil, para convencer de que la igualdad, la fraternidad y la
libertad, aún resplandecen en el emblema estadounidense.
El
dios del consumo, establece los parámetros de la relación entre los seres
humanos que coexisten en Washington D.C. sí usted es una persona que no posee
efectivo o tarjetas de crédito, es un ser invisibilizado, cuya moral es
repudiada por quienes se dicen ser amantes de los derechos humanos y luchan
contra la injusticia militar estadounidense, pero que en esencia, son todo lo
contrario.
Una
solidaridad, es una supuesta acción llena de falsedades ambiguas que estimulan
el odio y el racismo contra todo ser no blanco que habita en D.C.
Basta
vivir un tiempo prudencial para enterarse de que el amor al prójimo, es ahora
un cuento de hadas en Washington D.C. los pobres se convierten en una carga
para su gobierno y son depositados en los hermosos parques que adornan su
ciudad.
Una
hermosura que se torna peligrosa, al no tener como sobrevivir. Las iglesias y
refugios temporales, aguardan por los indigentes, que han terminado en la calle
como producto de las políticas individualistas, que impulsa la cuna de donde
nace la maldad política, para con el resto del mundo, Washington D.C.
Todo
ello, no es mencionado en los medios de comunicación masiva, ni mucho menos en
la prensa local de la capital estadounidense, puesto que los discursos de Donald
Trump concentran toda la inteligencia de una clase media que repudia la verborrea
de este politiquero republicano, pero que la acepta sin mediar palabra.
Sí,
el papel de los medios de comunicación en D.C. de lavar los cerebros de sus
receptores, lo cumplen a cabalidad, con mensajes saturados de idioteces
faranduleras o noticias que se vuelven extremas, como la persecución policiaca de
un automóvil en una avenida importante, mientras cerca de allí, existe una
familia afro estadounidense o de origen no blanco, sin alimentación.
Todo
ello ocurre, mientras invisibilizan a Palestina, Siria, Libia, Irak, el
triangulo norte (Honduras, Guatemala y El Salvador) Haití, Somalia, en fin los países
que son invadidos por este poderío mediático imperial del nuevo orden económico,
que se establece.
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