La captura de 5 ciudadanos sirios en el
Estado latinoamericano de Honduras, demuestra la intolerancia cultural que
posee este país y su fiel servicio imperialista para con las naciones que
promueven el exterminio del pueblo de Siria.
Escrito por: Ronnie Huete S.
Periodista y Activista de DDHH
Cooperante Internacional
Washington DC 22 de
noviembre de 2015. Siria
se desangra ante la mirada desapercibida del mundo.
Desde
hace cinco años el país árabe de Siria comenzó a ser atacado por una coalición
imperialista encabezada por los Estados Unidos, la Unión Europea, Francia e
Israel.
Los
recientes ataques contra varios lugares públicos en Francia conforman la
concatenación conspirativa de Washington,
para acelerar el nuevo orden mundial en el planeta.
Estos
deseos desmedidos por afianzar la hegemonía mundial han dejado como saldo
alrededor de 220 mil seres humanos muertos, como producto de los ataques que ha
recibido Siria, desde inicios de la segunda década del siglo XXI.
Amnistía
Internacional ha sido uno de los organismos humanitarios que ha cuantificado la
pérdida de vidas y también reporta que aproximadamente 12 millones de personas
necesitan con urgencia asistencia humanitaria en Siria.
Los
recursos naturales que posee Siria como el petróleo, han sido la maldición que
ha enfrascado a este país como un atractivo para su invasión imperial y cuya
civilización es de las más antiguas del mundo.
La
guerra imperialista de apropiación petrolera ha dejado totalmente destruida a
la nación árabe de Libia, Afganistán, Irak, Líbano, entre otras tierras
hermanas que están marcadas en una agenda imperial, que ha sincronizado con más
ahínco el nuevo orden mundial, que ha obligado a muchos seres humanos a desplazarse
a otras naciones.
Este
desplazamiento obligado, ha generado una de las mayores crisis humanitarias en
Europa, en donde hasta el 7 de septiembre de 2015 la Agencia de la ONU para los
refugiados ACNUR reportó más de 381 mil 412 de refugiados e inmigrantes que han
cruzado el mediterráneo para desplazarse hacia Europa central y del norte.
Según
Amnistía Internacional hay más de 4 millones de
refugiados de Siria (el 95
por ciento) en sólo cinco
países: Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto.
Líbano
acoge a unos 1,2 millones de refugiados de Siria, lo que equivale a
alrededor de una de cada cinco personas de la población del país.
Jordania
acoge a unos 650.000 refugiados de Siria, lo que equivale
aproximadamente al 10 por ciento de la población.
Turquía
acoge a 1,9 millones de refugiados de Siria, más que ningún otro país
del mundo.
Irak,
donde 3 millones de personas han sufrido desplazamientos internos en los
últimos 18 meses, acoge a 249.463 refugiados de Siria. Egipto acoge a 132.375
refugiados de Siria.
Estos
datos son un trabajo cuantitativo elaborado por Amnistía Internacional quien pide
que para el final de 2016, hayan sido reasentados al menos el 10 por ciento de los
refugiados más vulnerables de Siria de los principales países de acogida.
Recientemente
en el Estado centroamericano de Honduras se capturó a cinco sirios por supuesta
portación de documentación falsa.
Los
sirios son; Majd Ghanout, Willian Ghanout, Fady Freej, Mazen Mikhail y Laurens
Samaan, fueron trasladados a la Penitenciaria Nacional Marco Aurelio Soto
(PNMAS).
Sin
embargo, a los ciudadanos sirios, les avala el derecho internacional del asilo,
puesto que su país vive en una guerra civil desde hace cinco años, y las
condiciones de vida en ese país son inaccesibles.
Por
lo tanto, el Estado de Honduras, debe acatar las normas internacionales y
garantizar el respeto de los derechos humanos de los sirios, que se encuentran
recluidos en ese centro penal.
El
comportamiento del Estado de Honduras para brindar la atención adecuada a estos
ciudadanos, se ha reducido en una islamofobia, que sigue los preceptos racistas
de los Estados Unidos, la Unión Europea e Israel, por lo que es totalmente
condenable la forma en que han tratado a los seres humanos procedentes de
Siria, huyendo de la guerra.
Seguramente,
se seguirán recibiendo a personas que huyen de la guerra en los países hermanos
del Magreb, y no solo en Honduras, ya que las víctimas de la guerra buscaran
una nación que los reciba como seres humanos y no como terroristas, pues la
estigmatización mediática de los grandes emporios de la comunicación
internacional se han encargado de engendrar la apología del odio, contra los
hermanos que sufren de las guerras y los
ataques imperialistas.
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