País
fantasma, cuya población camina inerte ante la desidia de su gente, al no tener
la iniciativa de tomar las armas e iniciar una verdadera revolución, puesto que
las urnas ya han demostrado, que el fraude ya es un programa efectuado desde
años antes, de que se efectúen las “fiestas
electorales”.
Escrito
por: Ronnie Huete S.
Periodista
y activista de DDHH
Cooperante
internacional
29 de diciembre de 2015.
Entra el 2016, el séptimo
año de la dictadura que mantiene postrada a Honduras, y que desde Washington D.C. se ha concretado la
dictadura mundial mediante la militarización extrema, se esperan más guerras en nuestra región latinoamericana.
Honduras
es un país latinoamericano, en donde inició el guion de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA), para contraatacar la región latinoamericana.
Paraguay,
fue el segundo país en donde se asesto un golpe de Estado, y las intentonas de
golpe de Estado en Bolivia, Ecuador, Venezuela, y ahora en la hermana Brasil,
son acontecimientos de una guerra no declarada para con la patria grande,
Latinoamérica.
Pero
ante ello ¿Qué hacer? La unificación de las masas a través de los medios de comunicación
alternativos, hasta romper con el cerco mediático, impuesto por la prensa
tradicional, quienes son dueños de las grandes corporaciones mediáticas que a
su vez son dueños de financieras y otros entes industriales en la región latinoamericana,
debe ser un trabajo que se debe poner en práctica a diario.
Destruir
el poder que todavía hacen creer a los ciudadanos latinoamericanos en la democracia,
es una variable social que debe ser repetida como un deber de todo latino, puesto
que esta farsa no acaba con el sufrimiento de las masas vilipendiadas, que
huyen sin alternativa alguna, hacia la inmigración desconocida.
El
suicidio social que esto representa, para los que hemos sido inmigrantes gran
parte de nuestra vida, representa un desarraigo total de nuestra identidad
latinoamericana, así como la renuncia por la lucha en la emancipación de
nuestros pueblos, a través de la vida directa, sí desde nuestra tierra que nos
vio nacer.
La
negación de conformar una familia, como un derecho universal, que lo establece
la carta universal de los derechos humanos, es también un derecho que se nos ha
usurpado, ante la negación de traer más vidas humanas, a que nazcan en la
miseria impuesta por el imperio actual.
Las
naciones de la periferia mundial, como lo es Honduras en Centroamérica, son
tierras que pertenecen al crimen organizado, narcotráfico, guerras de baja
intensidad entre las pandillas que son controladas por las fuerzas económicas de
ese país, en fin y la casa de los malhechores provenientes de los centros
penales, son los que definen los designios de Honduras.
País
fantasma, cuya población camina inerte ante la desidia de su gente, al no tener
la iniciativa de tomar las armas e iniciar una verdadera revolución, puesto que
las urnas ya han demostrado que el fraude ya es un programa efectuado desde
años antes, de que se efectúen las fiestas electorales.
No
hay otra vía, que la insurrección armada, destruir el poder existente para que
nazca el poder de las grandes mayorías que claman por una vida justa, claman
para que sus parientes vuelvan del exilio económico forzado, décadas atrás.
Esclavos
modernos, viviendo en las grandes urbes del imperio, como hormigas obreras que
aspiran a regresar a su tierra, pero que no se les permite, porque su tierra
les niega los puentes que fecundan el desarrollo.
Mientras
viven en esas urbes, oscuras, copuladas de la más alta soledad, sus hermanos
les recuerdan levemente, como héroes que mantienen su economía.
Cuando
será el fin de esta economía financiera mediática, que controla nuestras vidas,
será que el nuevo año, traerá nuevas drogas mediáticas para seguir lavando
insaciablemente, el cerebro de los seres humanos, habitantes de este mundo,
cada día menos humano.
El
nuevo orden económico mundial ya establecido requiere de humanos fuertes, con un
potencial mental y espiritual que pueda enfrentar la guerra invisible que viaja
por los cielos de cada país del mundo.
Guerra
que ya es visible en la hermana Siria, la hermana Palestina, y las demás naciones
que han sido destruidas por este imperio. Recuerden que los dueños de la
libertad son los que todavía creen en ella, no dejen que sus pensamientos sean víctimas
del veneno que emite la guerra mediática, al contrario destrúyanlo, e invoquen
la libertad.
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