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El oligopolio de la energía eléctrica en Honduras sigue
azotando la raquítica economía de los hondureños, quienes la han heredado del
abismo estatal producido de los 12 años de narco-dictadura y que aún no tiene
un control, puesto que los usureros de este oligopolio, pretenden seguir gobernando
ellos mismos sin respetar el Estado de derecho y democrático.
La utopía esta extinguida bajo las brasas del fuego de la ambición,
no obstante, cuando el pueblo decida diseñar su propio arquetipo de gobierno, como
bien lo está haciendo en el presente, la utopía comienza adquirir forma de
pueblo.
Escrito por: Ronnie Huete-Salgado
Periodista internacional
Latinoamérica, 28 de nov, 2022. A dos meses de cumplirse el primer año
del nuevo gobierno de Honduras, las arcaicas costumbres de ciertos empresarios,
nuevamente imprimen sus intenciones oscuras del golpismo, contra el Estado
centroamericano.
Esta
nación centroamericana ha sido administrada por un minúsculo sector empresarial,
cuya ascendencia del medio oriente, ya los ha convertido en una cuarta generación
nacidos en Honduras, pero cuyo amor no es hacia la tierra que les obsequió la
prosperidad que poseen, puesto que el dinero y el poder sobre el Estado
hondureño les ha segado su lado humano.
El
reciente gobierno de la presidente Xiomara Castro ha confirmado sus intenciones
de restablecer relaciones cordiales con la empresa privada y con el gobierno de
los Estados Unidos de América, sin embargo, la ilimitada ambición de los
poderosos en Honduras interpreta lo contrario cuando vociferan en medios de comunicación.
El
perenne discurso de la terrible desigualdad en Honduras con un 75 por ciento de
la población viviendo en la pobreza, proviene de la alta iniquidad en la distribución
de la riqueza y cuyo gran capital financiero es retenido por una pequeña cúpula
empresarial en mención.
Sería
una tragedia humana y económica que esta pequeña clase pudiente hondureña
diseñara nuevamente un golpe de Estado, como la otrora asonada castrense de 2009
en donde derribaron a punta de fusil al ex gobierno de José Manuel Zelaya,
situando a Honduras en un atraso de más 50 años.
Con
el triunfo de la presidente Xiomara Castro se inició una reversión del golpe de
Estado y una derrota a la narco-dictadura, que ilegalmente gobernó durante 12
años con el apoyo de los gobiernos demócrata y republicano de los Estados Unidos.
Estos
12 años Honduras se convirtió en un vacío de país, sin democracia, incremento
de la pobreza, hondureños huyendo en masivas caravanas hacía los Estados Unidos,
una alta tasa de desempleo jamás registrada en la historia de este país centroamericano
y el fortalecimiento del crimen organizado como un tercer brazo gubernamental.
Mientras
todo esto ocurrió la cúpula empresarial siguió acumulando riquezas junto al gobierno
anterior que fue liderado por Juan Orlando Hernández del partido nacional
(partido conservador) y que ahora esta privado de libertad en una cárcel del
distrito sur de Nueva York, en donde se le investiga por los delitos de narcotráfico
y posición de armas de fuego, según acusaciones del gobierno estadounidense.
Esta
es una pequeña radiografía de la situación actual de Honduras y de cómo encontró
la presidente Xiomara Castro, a un Estado centroamericano totalmente desecho y cuya
columna vertebral del producto interno bruto siguen siendo las remesas que envían
los inmigrantes hondureños que en su mayoría viven en el exilio económico en
los Estados Unidos y España.
La
cúpula empresarial de Honduras debe reflexionar y hacerse amigo de la razón
para establecer diálogos constantes con la actual administración gubernamental
y no actuar impulsivamente, observando de forma reflexiva el cataclismo del
golpe de Estado de 2009, del cual Honduras aun no sale de sus secuelas.
Este
inicio de reversión del golpe de Estado y la intervención de los Estados Unidos
para investigar al expresidente Juan Orlando Hernández, son dinámicas políticas
que deben de servir como una pauta a seguir para que la minúscula clase pudiente
en Honduras se alejen de las ideas bélicas de un golpe de Estado y se enteren
de quien manda realmente.
El
control del látigo del poder energético de Honduras, es un elemento clave en
las dinámicas de poder imperial de Washington DC y cierta cúpula empresarial,
que debe ser regulado de una forma racional y equitativa, en función del bienestar
social de la vilipendiada pero resistente población hondureña.
La
equitativa distribución de la riqueza y un plan de fusión de constante dialogo
de parte del gobierno, la cúpula empresarial, las comunidades indígenas, garífunas,
afrodescendientes, campesinas y obreras, sería un buen augurio de sabiduría para
mantener la paz y la estabilidad democrática en Honduras, puesto que la única victima
con estas convulsiones de poderes, recae sobre la población hondureña que aun
busca desesperadamente en huir hacia los Estados Unidos como una opción de dignificar
sus vidas.
Esta
inmigración es un tema de interés para los Estados Unidos, cuyos gobiernos
buscan incansablemente detener la migración irregular, sin embargo, uno de los tópicos
para que se detenga la inmigración, es la no intervención en la soberanía de
los países latinoamericanos de parte de la política exterior de los Estados
Unidos.
El
uso del racionamiento como una brújula es una dinámica fructífera que el poder
empresarial, gubernamental y la política exterior de Washington DC sobre la región
de Honduras, deberían de tomar en cuenta, a través del constante dialogo democrático
que la misma presidente Xiomara Castro ha motivado en esta nueva etapa de
reversión del golpe de Estado y el rescate del quebrado Estado de Honduras,
como producto de los 12 años de narco-dictadura.
Los
que están leyendo este artículo pensaran que la utopía esta extinguida bajo las
brasas del fuego de la ambición, no obstante, cuando el pueblo decida diseñar su
propio arquetipo de gobierno, como bien lo esta haciendo en el presente, la
utopía comienza adquirir forma de pueblo.