Protesta efectuada el 12 de julio de 2019 contra los campos de concentración en los Estados Unidos de América. |
El hostigamiento contra los inmigrantes en los Estados unidos
sigue su curso. Las políticas migratorias en la era de Donald Trump se endurecen contra los inmigrantes que no son de origen anglosajón.
Escrito por: Ronnie Huete S.
Periodista internacional
Washington DC, 13 de julio de 2019. La
indignación contra el encarcelamiento de niños en los Estados Unidos hace eco
en la Casa Blanca, a través de varias organizaciones de derechos humanos que se
han manifestado en la capital estadounidense contra las políticas migratorias
de Donald Trump.
Voces
judías para la paz es una de estas organizaciones, quienes recientemente realizaron
una protesta en el capitolio de ese país.
Para
está organización el encarcelamiento de alrededor de 13 mil niños centroamericanos
que están diseminados en todo el país norteamericano es muy similar a lo que
sucedió en la segunda guerra mundial, en donde se encarceló y torturó a la
comunidad judía-ashquenazi
La
historia se repite en la nación de la estatua de la libertad y cuyo icono
libertario solo se resume en eso, en una estatua.
“Nuestros
antepasados vinieron a este país en busca de refugio, huyendo de la segunda
guerra mundial, no es justo lo que sucede con los inmigrantes centroamericanos”
afirmó el rabí de origen judío Joseph Berman, quien participó en la protesta
realizada en el capitolio de este país.
El
discurso de Donald Trump sigue manteniendo su odio visceral contra la población
migrante a quien trata de invasores y delincuentes.
Sin
embargo, el apoyo gubernamental de Washington para con las dictaduras que
impulsan la violencia y el trato inhumano o degradante en los países
latinoamericanos sigue siendo la agenda de Donal Trump, tal y como fueron sus
anteriores predecesores como Barak Obama, George W. Bush y demás gobiernos del
pasado estadounidense que solo han cumplido con la doctrina Monroe y cuyo
contexto dictamina invasiones.
Ante
ello, una minoría estadounidense, se preocupa por las aberraciones que comete Trump,
puesto que el bombardeo mediático se encarga de diseñarles otra realidad
paralela a gran parte de su población, que desconoce los efectos de las
políticas exteriores de su gobierno.
La
minoría consciente pertenece a organizaciones que mantienen un pensamiento
progresista, según la cosmovisión del estadounidense promedio.
Sin
embargo, el constructo social de una sociedad fundada en los ideales
capitalistas, parecieran derrumbarse sigilosamente, ya que es inevitable cubrir
las acciones fascistas de un presidente tan polémico como lo es, Donald Trump.
Acciones
que son compartidas e imitadas por su homólogo brasileño Jair Bolsonaro quien
recientemente visitó Washington para afianzar sus relaciones con su par, y
hablar sobre el nombramiento de su hijo, Eduardo Bolsonaro, como nuevo
embajador de Brasil en los Estados Unidos.
La
amistad de los dictadores es tal, que Trump felicita las “labores” que hace
Bolsonaro como presidente del gigante latinoamericano, aunque los reportes de
ese país describen una crítica situación de violación a los derechos humanos, y
el declive de la economía brasileña.
La
agenda dentro de la reconfiguración del nuevo orden mundial, con políticas
económicas de beneficio hacia la minúscula elite financiera que gobierna cada
nación, como en Brasil y según como lo demanda Washington, funciona a la
perfección para la clase pudiente de cada país, pero en detrimento de las
grandes mayorías.
Mayorías
poblacionales que huyen de sus países como producto del narcotráfico,
delincuencia, crimen organizado y un excesivo cambio en las temperaturas que
han venido dañando gradualmente sus producciones agrícolas, a consecuencia de
los climas que ha impuesto el capitalismo.
Estos
climas son producto de la explotación desmedida de los recursos naturales en
beneficio de transnacionales cuyo capital es de origen estadounidense, convirtiéndose
esto en una de las razones del desplazamiento forzado.
Hacer
más ricos a los ricos y más pobres a los pobres es parte de esta lógica
genocida que sigue presionando para que sus ciudadanos, se lancen al éxodo de
la esperanza provocado por la tribulación que viven en sus países.
La
guerra en Siria y Libia, apoyada por el premio nobel de la paz, Barack Obama,
sigue produciendo exiliados que buscan refugio en la Unión Europea al igual que
algunos países africanos, cuyas poblaciones se aventuran en el mediterráneo
para llegar a costas europeas, a tal punto que han sacrificado hasta sus vidas
en este arriesgado viaje.
Las
recientes protestas que se han efectuado en Washington como la efectuada ayer
frente a la casa blanca, logró reunir a cientos de estadounidenses que llegaron
a condenar las inhumanas acciones de mantener a niños encarcelados en campos de
concentración.
Entre
consignas, discursos y lágrimas fue el ambiente que se hizo sentir frente a la
Casa Blanca, en donde también fueron participes inmigrantes que han sido
víctimas de estas políticas de persecución en su contra.
La
politización de esta crisis humanitaria ha sido una perfecta bandera política
en el discurso de Donald Trump, quien busca incansablemente reelegirse en las
elecciones presidenciales de 2020 y que ya cuenta con un cierto respaldo de la
sociedad estadounidense.
La
recesión económica que sufre Estados Unidos, la guerra comercial con China y el
posible enfrentamiento nuclear contra la nación persa de Irán, son algunos de
los temas que Donald Trump ha logrado situar en un segundo plano, ya que ha
fracasado en la diplomacia internacional con estas naciones y prefiere ser
recordado como el presidente que encarceló a niños en campos de concentración.
Sin
mencionar los fuertes lazos que mantiene con el gobierno sionista de Israel
mediante el puente diplomático que ha diseñado con su yerno Jared Kushner,
quien impulsa firmar a lo que llama; “el acuerdo del siglo” que busca afirmar
la paz entre Palestina e Israel.
El
engranaje político de Trump infelizmente cuenta con un cierto respaldo de sus
ciudadanos, quienes observan pasivamente las acciones de su presidente, como la
redada que hará mañana la policía de migración en todo el país para encarcelar
y deportar a los inmigrantes que viven irregularmente en los Estados Unidos.
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