Con un rostro desencajado el primer ministro de Turquía comienza a sentir su derrota |
Fotografía, cortesía de: El Huffington Post
El “mayor problema para los jóvenes en
Turquía es la corrupción que ha acompañado al gobierno del AKP”. Excandidato
presidencial del Partido Democrático Popular (HDP), Selahattin Demirtas.
El candidato centrista de la oposición política en Turquía,
Ekrem Imamoglu (CHP), se declaró victorioso por segunda vez en las elecciones a
la alcaldía de Estambul. Con el 95%
escrutado, Imamoglu habría obtenido el 53% de los votos, contra el 43% de
Yildirim, mano derecha de Recep Tayyip Erdogan.
Escrito por: Ronnie Huete S.
Periodista internacional
Washington DC, 26 de
junio de 2019. “Quien
gana Estambul, Turquía gana” esa fue una vieja frase que utilizó el presidente de
Turquía, Recep Tayyip Erdogan y que ahora comienza a cumplirse como una profecía
en su contra.
Un
cuarto de siglo después, la antigua Constantinopla conocida ahora como Estambul
respira otros aires políticos, después de estar contaminados con el viento
maligno del partido de ultraderecha, Partido de la Justicia y el Desarrollo,
conocido por sus siglas en turco como: AKP.
Y
es que la inconformidad de los habitantes de Estambul se reflejó en las
elecciones del pasado 23 de junio convocadas por segunda vez por Erdogan, puesto
que en marzo de 2019 se efectuó el primer proceso electoral. Sin embargo, Erdogan,
inconforme con el mismo, decidió repetir los comicios, cuyo desarrollo solo sirvió
para reconfirmar la primera de las posibles siguientes derrotas, del partido político
del presidente de Turquía, Tayyip Erdogan.
El
candidato centrista de la oposición política en Turquía, Ekrem Imamoglu (CHP),
se declaró victorioso por segunda vez en las elecciones a la alcaldía de Estambul
y reafirmó el descontento de una población que se opone a vivir en el régimen que
Erdogan a implementado en los últimos 25 años en Turquía.
Fue
sorprendente como el candidato del régimen de AKP, Binali Yildirim se
apresuró a felicitar a su vencedor, cuando recién se habían cumplido dos horas
del cierre de los colegios electorales, según lo difundieron medios locales turcos
y la prensa internacional.
Con el 95% escrutado, Imamoglu habría obtenido el
53% de los votos, contra el 43% de Yildirim, mano derecha de Recep Tayyip
Erdogan.
Según la prensa turca el Consejo Electoral Supremo en las
pasadas elecciones del 31 de marzo por la alcaldía de Estambul, señaló fuertes
irregularidades en la composición de las mesas y por tal motivo ordenó una repetición
del proceso para el pasado 23 de junio.
No obstante, para la población de Estambul que se opone al régimen
de AKP, afirma que este hecho solo fue una maniobra política realizada
desde las altas esferas políticas de control de Erdogan, quien ha comenzado su
preocupación por la perdida de las ciudades más importantes de Turquía como lo
son Ankara y Estambul.
Estambul es una de las ciudades cosmopolitas más importantes
del mundo por su riqueza cultural e historia universal, además cuenta con una población
de 15 millones de habitantes.
Según informes oficiales, más del 30% del producto interno
bruto (PIB) de Turquía se encuentra en Estambul.
Después del 23 de junio, Estambul se une a Ankara y a la
ciudad de Esmirna como un fuerte peso de oposición al poder ejecutivo que
preside Erdogan, cuyo partido político había dominado por completo a Estambul desde
a mediados de la década de los noventas del siglo pasado.
Organismos financieros internacionales describen que para el
2018, se desarrolló una crisis financiera en la república de Turquía con
fuertes repercusiones internacionales debido al contagio financiero que la
produce el mercado de la globalización que encamina a las naciones aun nuevo
orden mundial.
Para ese año hubo una depreciación de la lira turca, la alta inflación
entre otras variables de especulación financiera que resultó en el declive de
su economía.
En gran parte, estos desagradables hechos que afecta el
bolsillo económico del pueblo turco lo responsabilizan a las ideas poco
ortodoxas sobre la política económica de tasas de intereses del presidente
Erdogan.
La prensa internacional informó un hecho irregular que responde
a una persecución política de parte del régimen de Erdogan, ya que el excandidato
presidencial del Partido Democrático Popular (HDP), Selahattin Demirtas escribió
una carta desde la prisión, en donde ha estado detenido sin condena desde el
año 2016.
Este preso político, fue acusado de incitar a la violencia
con palabras y en su carta criticó al gobierno de Erdogan como corrupto, y
haciendo mención que el “mayor problema para los jóvenes en Turquía es la corrupción
que ha acompañado al gobierno del AKP”.
Turquía es un país intercontinental que mantiene de cerca los
conflictos bélicos que se efectúan en Siria e Irak, siendo un país receptor de
millones de refugiados que huyeron de la guerra en Siria.
Sus relaciones con Rusia dependen de la política territorial
que negocian con los kurdos, cuya población lucha desde hace un buen tiempo por
un territorio para conformar un país, y que en parte a ocasionado un conflicto
bélico en la zona.
Sin embargo, el presidente Erdogan como es típico de un gobernante
autoritario mantiene 7 caras diplomáticas en pro de las políticas imperialistas
de Washington y Rusia, ya que exhibe a Turquía como una pieza de su propiedad
ante las políticas injerencistas.
Prueba de esta hipocresía internacional, fue el hecho de que
el presidente Tayyip
Erdogan, apoyó la anexión de los Altos del Golán a la política sionista israelí
de Benjamin Netanyahu y Washington.
Esta
dictadura marcada con un matiz musulmán hizo que, en el año 2012, al menos 97
periodistas fueran encarcelados en el país turco. De igual manera al menos 100
personas resultaron heridas como parte de la represión de los aparatos de
seguridad turca, según lo describió en un artículo, el internacionalista y politólogo
Ángelo Flórez de Andrade.
“Luego de las purgas
iniciadas por Erdogan, grupos opositores del régimen han huido de Turquía.
El régimen turco ha intentado detener el éxodo de disidentes mediante prohibir a los académicos de
salir de Turquía. El régimen
también ha retirado los pasaportes de al
menos 50.000 opositores. La mayoría
de los exiliados han buscado iniciar una nueva vida en países europeos como
Alemania, Países Bajos y Suecia. Y es que en esos países ya existe una
comunidad turca considerable. Otros turcos han optado por emigrar a Estados
Unidos y Canadá” según la investigación de Ángelo Flórez de Andrade, politólogo e internacionalista.
Ante
este pequeño panorama de Turquía pareciera que la derrota del Partido de la
Justicia y el Desarrollo AKP en Estambul, solo fuese el comienzo
del final de un régimen ortodoxo que lleva 17 años dominando y que Erdogan auto
proclamase una profecía que comenzase a cumplirse en su contra.
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